Ayer a las 19:40 aproximadamente estaba este servidor en la puerta del estadio por la que entraban los futbolistas del Xerez y del Barça para tratar de ver algo o echar alguna foto. Misión imposible. Podía haber unas 4000 personas más con mi mismo objetivo y desistí. Sabía que después en el campo podría verlos con total seguridad y mucho mejor. Y así fue. Antes del partido todo el mundo preveía un baño antológico culé, que mostraría su mejor fútbol ante un recién ascendido que no termina de adaptarse a la primera división pero que tiene la capacidad de complicarle la vida a cualquiera. Guardiola, de cara al público, lo sabía y reconocía, pero sus pensamientos reales decían que vencerían sin despeinarse. Por ello en la primera parte nos quedamos sin ver a hombres como Iniesta, Puyol -que no disputó ni un minuto-, Ibrahimovic o Messi y tuvimos que conformarnos con Maxwell, Chygrynskiy, Bojan, Pedro o Márquez -que no los infravaloro, más quisiéramos nosotros tener al canario, por ejemplo-.
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Pero avanzaba el encuentro y el Barça no tenía el balón. Y si al Barça le quitas el balón, se satura. Pero claro, el Xerez se defendía como podía, y aunque los blaugranas no se aproximaban, los azulinos tampoco, y en la primera mitad no dimos sensación de poder dar la campanada ni de lejos. Un par de disparos lejanos de Carlos Calvo, uno de Bergantiños y nada más. Henry tuvo la más clara pero se le fue alta. El empate a cero en el primer tiempo era muy bueno para un Xerez que había sabido frenar a todo un campeón de Europa. Pero la alegría duró poco cuando una pájara colectiva en defensa permitió que Henry abriese el marcador de cabeza tras la reanudación. Poco después tuvo un remate de cabeza Aythami, que se fue alto. Entonces fue cuando el Xerez mostró su mejor cara. Empezó a tocar el balón y el Barça estaba algo diluído. No encontraba la frescura de sus futbolistas, pero el Xerez, aunque la movía bien y rompió varias veces la zaga visitante, en el momento de encarar portería siempre se topaba con algún problema. Un pase demasiado fuerte, o demasiado flojo, un centro que no encontraba rematador o simplemente no llegaban suficientes efectivos. Xavi no aparecía y ahí estaba el problema del Barça. Entonces Pep se vio algo agobiado y tiró de repertorio. Dio entrada a Messi, luego a Ibrahimovic y más tarde a Andrés Iniesta. Orellana chutó a puerta en una de las aproximaciones del Xerez pero Valdés detuvo en dos tiempos. Armenteros y Antoñito, que habían entrado en la segunda parte, se acercaron con cierto peligro pero la defensa del Barça siempre terminaba fastidiándolo todo. Al final el Barça gozó de varias oportunidades, la más clara un disparo al palo de Messi tras robarle la cartera a Francis y la del gol. Messi dejó solo a Ibra y éste con un toque sutil la colaba por encima de Renan. Ellos son quienes marcan la diferencia.
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Pero yo me fui contento. Vi al Barça, vi a unos magníficos futbolistas que han sido campeones de la Champions, de la Copa, de la Liga, de la Eurocopa, vi a un campeón del mundo, vi a un hombre que antes de ayer recibió el galardón de mejor futbolista del mundo en 2009, vi al mejor de la pasada Eurocopa, vi a uno de los mejores jugadores suecos de la historia, si no el mejor y vi al mejor entrenador de la actualidad. Y además, por momentos pensé que podíamos vencer a toda esa gente. Ahora, volvemos a la realidad. Si jugásemos así frente a equipos de nuestra liga, seguro que no estaríamos tan abajo. Lo que no podemos hacer es ir a Getafe y venirnos con una manita. La de ayer no era nuestra Liga.
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Foto LA VANGUARDIA
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